Patricia volvió hay a por provisiones: yogurt, cereales y plátano,
también pidió dinero, a lo que respondí que no, que dinero no
7h de la
mañana. Me despierto. Llevo 8h durmiendo y tengo mil cosas por hacer. Me
levanto. Desayuno. Lo de siempre, leche con cereales. Cierro la puerta de la
terraza para no despertar a Víctor. Su habitación está en la terraza. Algo
extraña la distribución de la casa. Redacto el post del domingo. Me queda
sosito. Debí escribirlo ayer noche, que aún tenía frescos los detalles. No
importa. Me pongo con el master.
Sin luz...
Al poco se va la luz. ¡Cojonudo!, ya la
tenemos liada, sin luz, sin agua, sin portátil y sin su puta madre. Víctor se
despierta. Le digo que mire la luz de seguridad. La mira. Me pregunta que y
qué. Le digo que estamos sin luz. ¡Ah!, sin luz, dice. Bueno. Me voy a la ducha, me
dice. Y yo, sí, sí, ves. Víctor coge y se va la baño. Enciende el agua. Sale.
Oye Manel, no sale agua. Y yo, ya, es que el agua la bombean con una máquina
eléctrica y no hay luz. ¡Ah!, vale, ahora ya lo entiende. Le digo que coja un balde
y le enseño donde están las garrafas de agua de reserva. Va al baño, sin el balde.
Al poco sale y me dice que en la pica no hay tapón, que se le escapa el agua.
Le digo que ya, que coja el balde. Coge el balde y entra en el baño. Le
pregunto si quiere que me salga un momento a la terraza. Y él me pregunta que
para qué. Le digo que por eso de la intimidad. Me dice que no hace falta, que
ya cierra la puerta del baño. Cierra la puerta y se queda a oscuras. El baño no
tiene ventana y no hay luz. ¡Jajaja!, me muero de risa, es como verme a mi hace justo una semana. La diferencia que él me tiene a mi y yo le
voy explicando. Desayuno de nuevo, acompañando a Víctor.
Me bajo
para pagar un dinero que el debo a Erik. No puedo picar al timbre. No hay luz.
Pico a la puerta. No está. Subo.
Le digo a
Víctor que yo me quedo en casa, que vaya él a hacer kite, que yo no puedo.
Ayer se me olvidó explicarlo. A media tarde voy al cyber de Aliu y le compro un
SIM de 2€. Puedo hablar algo como ocho minutos. Imagino que para una emergencia
bastará.
Le digo a Víctor que coja mi teléfono y que llame al taxi. Lo llama.
Quedan que lo recoge en media hora. Llega el taxi. Víctor se va.
Necesito estudiar...
Y yo sin luz.
Y necesito estudiar. Comienzo a pensar en cómo hacerlo. Tengo parte de la documentación impresa. Con esto no hay problema. Pero también tengo parte en formato digital. Y
sólo tengo media hora de batería. Y no hay luz. Decido que me paso los pdfs al
móvil y que desde ahí los leo. Luego me acuerdo que tengo el eBook. Mejor, paso
los pdfs a formato eBook y los cargo en el Kindle. Pero no tengo el programa de conversión de pdf a formato Kindle.
Tengo que bajármelo. Y además uno de los PDFs es pseudo-pdf, es decir, está
compuesto de imágenes y no de texto vectorial puro. Necesito un programa de OCR,
que tampoco llevo encima. Tengo también que bajarme un programa de OCR, para
convertir el pseudos-pdf a pdf y de ahí al formato del Kindle. Copio los pdfs
al móvil. Me descargo el conversor a formato Kindle y convierto uno de los
ficheros. Lo paso al eBook. Me comienzo a bajar el programa de OCR y al poco me
quedo sin batería. ¡Vaya mierda!. Me pongo a estudiar con lo que tengo. No valen
las lamentaciones. Al cabo de un rato regresa la luz y salgo del modo precario.
Mediodía
Patricia...
Pican al
interfono. No abro. Seguro que no es para mi. Al poco unos pasos en la
escalera. Pican a la puerta. Abro. Es Patricia. La saludo. Le digo que hoy apenas
tengo nada. Abro la nevera. Hay un par de yogures. Le muestro uno. Me hace que
sí con la cabeza. Se lo acerco. Déjame pensar, ¿qué más tengo? Le muestro los
cereales. Me hace también que sí con la cabeza. Se los pongo en una servilleta,
como el otro día. Veo un plátano de los que ha comprado Víctor esta mañana en
el mercado. Se lo muestro. Me dice que sí con la cabeza. También se lo doy. Le
ofrezco agua. No tiene sed. Son las 12:50. Le pregunto por Andrea, su amiga, la que le acompañaba el otro día, cuando la conocí. Me dice que
en la escuela. Le pregunto que a que hora entra ella. Me dice que a las 13h. Me
pide algo. No la entiendo. Me hace un gesto con la mano. Quiere dinero. Le digo
que no, que dinero no. Sonríe. Tenía que intentarlo. Se va, aunque no del todo, no
cierra la puerta. Vuelve. Me dice que si quiero una foto. Le digo que sí. Se la
hago. En este momento me pasan mil cosas por la cabeza. Cosas como cuando en
casa me decían que no cogiera nada de desconocidos, o que no probara
la droga, y yo me preguntaba: ¿quien va a darme a mi droga?, con lo cara que es
la droga. En fin. Imagino que ya se entiende. No me explayo más que me pone enfermo. Patricia se va.
Me dispongo a prepararme la comida. Hoy cocino yo, no me apetece salir.
Huevos fritos y patatas fritas, eso sí, con aceite de soja. ¡Toma menú caboverdiano!.
Como y friego los platos. Estoy descubriendo que las cosas tediosas del hogar
cuestan mucho menos si las vas haciendo a cada momento. Estando sólo no había
problema, pero ahora comparto apartamento y la idea es que no se note demasiado lo desordenado
que es uno.
Tarde
Tarde
Ya es por
la tarde y aún no he pisado la calle. Víctor todavía no ha regresado de
kite-beach. Mi plan de marketing tampoco es que avance demasiado. Ya acabé la teoría y me leí el caso de Zara. Los de Nissan y Apple sólo
en diagonal. Arranco una hoja de la libreta, tamaño cuartilla y hago cuatro
trocitos. Ya tengo cuatro slides. La primera reza 'Plan de Marqueting, Equipo de
iniciación de kitesurf, UOC, PDG Marzo 2012'. Llega Víctor y ya tengo doce
papelitos: índice, análisis interno, análisis externo, decisión estratégica,
marketing mix, plan de ventas y otras tantas cosas. Víctor me pregunta que cómo
lo llevo. Le digo que mal pero que al menos ya sé de qué lo voy a hacer. Voy a viajar
a China y me voy a traer equipos completos de kite: cometa, barra, tabla, arnés, leash e
inflador, y los voy a promocionar en las escuelas del litoral catalán: Sant Pere, Delta de l'Ebre y Castelldefels.
Me dice que ha quedado con Marcel para cenar, que si voy. Le digo que no, que esta vez no les acompaño, que luego, cuando acabe, infeliz de mi, me uno a ellos en el Blu Bar, aquel otro bar, el más distinguido, aquél en el que las furcias visten tacón. Se marcha y continúo con mi idea de importar kites y distribuirlos por nuestra zona. Eso sería ya de cara a 2012. Me sale un precio de unos 900€ para el equipo completo de kite y el negocio no parece del todo rentable. Pero bueno... Ceno y sigo con mi plan de marketing. Se hacen las 23h. Al poco llega Víctor. Le pregunto no sé cuantas cosas sobre mi plan de marketing, que cómo lo ve él. Me dice que sí, que seguro, pero que lleva no sé cuantas cervezas y que está reventado, que se acuesta. Le digo que yo no dormiré, que me quedaré acabando el plan, que ya voy un día tarde. Al poco me acuesto, yo también estoy reventado.
Me dice que ha quedado con Marcel para cenar, que si voy. Le digo que no, que esta vez no les acompaño, que luego, cuando acabe, infeliz de mi, me uno a ellos en el Blu Bar, aquel otro bar, el más distinguido, aquél en el que las furcias visten tacón. Se marcha y continúo con mi idea de importar kites y distribuirlos por nuestra zona. Eso sería ya de cara a 2012. Me sale un precio de unos 900€ para el equipo completo de kite y el negocio no parece del todo rentable. Pero bueno... Ceno y sigo con mi plan de marketing. Se hacen las 23h. Al poco llega Víctor. Le pregunto no sé cuantas cosas sobre mi plan de marketing, que cómo lo ve él. Me dice que sí, que seguro, pero que lleva no sé cuantas cervezas y que está reventado, que se acuesta. Le digo que yo no dormiré, que me quedaré acabando el plan, que ya voy un día tarde. Al poco me acuesto, yo también estoy reventado.
Buena chica Patricia
Hoy apenas salí de casa,
con lo que no tengo demasiadas fotos para compartir, tal vez más tarde
Manel,
ResponderEliminarQue ha pasado en Cabo Verde desde el lunes? Tienes a tus lectores en ascuas... Espero que todo vaya bien.