martes, 15 de mayo de 2012

Cabo Verde - Martes



Internet 3G
(1)pendrive: 1.200 CVE, (2)recarga 3Gb, 30 días: 890 CVE
(CVE: Escudos de Cabo Verde)

Mañana

Internet: mi fijación...

Me despierto a las 7h. Me hago un poquito el remolón en al cama y al poco me pongo en pie. Objetivo: ¿qué pasa con Internet? Voy al cyber. El tipo de ayer a las 23h también está a las 7 de la mañana. ¿Jornada de trabajo? No sé, ¿16h? Le cuento que a los 25Mb me quedé sin conexión, que la recarga no funcionó. El tipo hace no sé qué, imagino que enviar un SMS o entrar un código y vuelvo a tener Internet. Esta vez parece que va más rápido. Aleluya! 

Desayuno...

De vuelta a casa paro en una tiendecita y compro unos Chocapic. Desayuno y actualizo, más o menos, el blog. 

Diving..

Se hacen las 10h. Me recoge Guido, el italiano. Me lleva al centro de diving y hago dos capítulos más de la teoría. Fin. A medio examen ya es más de mediodía y el coche de Guido vuelve a Santa Maria. La alternativa es pedir luego un taxi y paso. Marcho con Guido. Luego acabo el examen en casa. 

Mediodía

Comiendo...

13h, me preparo unos fideos chinos, de esos deshidratados que venden en España y como. 

Near to kite...

A las 14h me recoge el taxi. Son 10€ y ya sólo me queda 1€. Antes debo pasar por el Western Union a sacar más escudos y a pagar los 14€ de la comisión. Espero que en kite beach haya gente y que me ayuden a levantar la cometa. Es cierto que el viernes navegué pero las condiciones aquí, a buen seguro, serán muy diferentes: más viento, más olas, menos amigos. Espero que la gente sea asequible y me echen un cable, ni que sea para subir y bajar la cometa.

Tarde

Road to kite beach...

Se hacen las 14h. Me asomo por la terraza. Abajo hay una pick-up. Puede que sea la mía y puede que no lo sea. Lo es. Bajo con la tabla, las cometas y la bolsa con el resto de cosas: arnés, hinchador y demás. El joven Toni carga las cosas en el carro. Salimos hacia kite beach. A los 10 minutos ya estamos allí, no sin antes pasar por una zona desértica en la que la carretera eran las rodadas de los coches que habían pasado antes. No tengo ni idea de a qué hora le digo que pase a buscarme. Le pregunto. El tipo me dice que entre las 17h y las 17h30. Le digo que a las 18h. Entre que monto y desmonto mejor que venga algo más tarde y así aprovecho algo más. Se va. 

Making friends...

Tal como llego me dirijo a un par de chicas. Yankies. Entablo conversación. Se ve que están haciendo un curso. Enseguida se van. Me dirijo a un grupo de cuatro tíos. Saludo. Me saludan. Ni me miran. Parecen contrariados por el tiempo. Apenas hay viento. Unos doce nudos. Para mi es más que suficiente. Para ellos es un día perdido. Les pregunto de donde son. Me dicen que de Holanda. Bueno, parece que en Holanda también hay gilipollas. Eso me tranquiliza. Pensaba que éramos sólo los españoles. Paso de ellos casi lo mismo que ellos de mí. Me dirijo hacia uno que está sólo. Parece local. Me dice que es portugués. Miguel. Hablamos. Le levanto al cometa. Monto. Me levanta la mía. Al poco zas!, borde de ataque perdiendo. Sin ni siquiera entrar al agua. Joder. La verdad es que no me sorprende. Llevo años así, reparación tras reparación. La bajo. Son las 15h y mi taxi no llega hasta las 18h. Tendré que esperar 3h. Me acerco a un monitor alemán, que está enseñando a otro alemán que va más rígido que una vara de acero. Deben ser sus primeras horas. El tipo me pregunta si puede ayudarme. Le digo que sí, que tengo la cometa dañada. El tipo se gira para mirarme y zas!, el otro tipo, el rígido, cometazo al canto. El alemán me dice que no puede ayudarme, que enseguida llega su jefe, que le pregunte a él. El portugués amable se va. Al poco llega el dueño de la escuela de kite. Es un yankie. Le pregunto que si me puede reparar la cometa. Me dice que sí. Se la lleva. Le pregunto el precio. Bueno, de hecho le pregunto si me va a costar mucho. El tipo me dice que no, que no mucho, pero no se moja. Mañana me la clavará, pero tampoco tengo más alternativa. Se van todos y me quedo solo, en una caseta, resguardándome del sol. 

El misterioso Ze...

Al cabo de un rato aparece un tipo de la nada. Parece un indigente, aunque aquí muchos lo parecen. Hablamos. Se llama José, pero firma Ze. Es escultor. Coge unas piedras blancas de no se dónde y les da forma de tortuga. De la montaña me dice. Pero en Sal lo más alto son 400 metros y eso está al norte de la isla. Dudo que el tipo venga caminando desde allí. Así puse debe referirse a cualquier otro lugar por ahí, que no es Santa Maria y que no esta civilizado. Me dice que vive sólo, que le gusta la libertad, que las mujeres se la restan y que además cuestan dinero. El chico es muy pobre. Le pregunto que cuantas tortugas hace al día. Me dice que unos días diez y, que otros veinte, que las vende en el pontón, ahí donde estuve el domingo al llegar, ahí donde la pasarela de madera, donde hice snorkel un ratito.

De vuelta a casa...

Llega mi taxi. Ze me pregunta si puede montar. Le digo que por supuesto. Me habla de cosas. Me dice dónde puedo tomar una copa. Me habla de Espargos y las fiestas de los domingos por la noche.

Llego a casa. Entro en el chino. Tengo hambre. Me apetecen mis cosas de siempre. Compro nocilla, mantequilla y mermelada de fresa, y unas galletas de fresa. Como un poco de todo. Necesitaba dulce. Y necesitaba sentir que en casa medio tengo de todo: para comer, para picar, para desayunar. Ahora ya tengo casi de todo: arroz, pasta, desayunos y meriendas, cosas para fregar y cosas para el baño.

Enciendo el wifi del smartphone y lo saco a la terraza, mirando hacia el centro del pueblo. Es la única manera de que me entren los whatsapp. El resto, con el portátil, con la tarjeta 3G que compré ayer.

¿Mañana qué?

Mañana tengo dos inmersiones y pasado dos más. Y con eso acabo el curso. Luego vendrán las dos inmersiones de cortesía.

He quedado con Toni, el tipo del taxi, que lo llamo. Le digo que no es seguro que mañana necesite taxi para el kite, que no sé si lo tendré reparado. En realidad me he querido dar algo de tiempo a ver si coincido con alguien durante la tarde o por la noche que me lleve by de face.  

Noche

Ceno. Pescadito. Otra vez medio crudo. No sé si fue buena idea comprar pescado crudo. Aquí no tengo enseres para cocinarlo bien. Me ducho. Salgo hacia el ‘Calema’, el pub que me comentó Ze, a media tarde, en kite beach. Entro. Pido una birra. 1.5€. No está mal. En el garito apenas hay gente. Salgo a fuera. Hay una terracita con unas mesitas tipo chill-out. Me siento a disfrutar de la brisa de la noche y de una cervecita fresca. Al poco pasan tres negritas. Una se me acerca y me dice que si puede estar conmigo. Hago que no la he oído y me dice que si quiero ‘fuck’ con ella. Hago de nuevo que no la he oído. Debe ser una prostituta. La verdad que el 'debe' suena algo ingenuo, pero no acabo de creérmelo, por más veces que me pase, siempre pienso que no, que no lo es, que sólo es una chica amable que quiere charlar un rato. Me pregunta que si puede sentarse conmigo. Todo esto en inglés, así que seguro no es de Cabo Verde. Le digo que sí, que adelante. Se sienta a mi lado y charlamos amistosamente. Me dice que es de Nigeria y que lleva unos meses en Cabo Verde, que antes también estuvo en Senegal, que tiene 27 años y un hijo, que las otras chicas también son de Nigeria pero que no vinieron juntas, que las conocido en Cabo Verde. Al rato me dice que le enseñe mi apartamento. Le pregunto que si trabaja la noche. Me dice que sí y luego me pregunta que qué entiendo yo por trabajar la noche. Le digo que no hace falta demasiada explicación, que es una expresión fácil de entender. Insiste. Le soy más explícito y le digo algo como cobrar dinero por estar con alguien. Me dice de nuevo que sí. Le digo que yo no uso de eso, que no lo necesito y que por principios tampoco lo quiero, que no es mi estilo, que yo estoy con gente que quiere estar conmigo pero no a cambio de dinero. Me cuenta una historia peregrina sobre que se puede estar con alguien y pagar indirectamente y que además no te asegura que vayas a intimar con esa persona. Quiero entender que me explica eso pero no la entiendo demasiado bien. Me pregunta sí la he entendido y le digo que no, que me lo repita. Me lo repite y sigo sin entenderlo aunque quiero creer que es lo que he explicado. Me vuelve a preguntar y le digo que ahora ya sí lo entendí y le explico lo que creo que me ha contado. Bueno, la cosa parece dar vueltas en torno a 'vamos a tu apartamento'. Le digo que no. Me dice que quiere conocerlo y ya está, que le gusto y que puede hace cosas ‘by myself’ me dice. Me suena a trick. Le digo que no, que no invierta su tiempo en mí. Insiste y yo en que no. Ahora es cuando se abre el debate sobre si un hombre es capaz de decirle que no a una furcia nigeriana de veintisiete años cuando se ofrece a hacer algo ‘by herself’. Me despido y vuelvo a casa. Tengo ganas de explicar la historia. Lo hago mientras como unas galletas de fresa. Por la noche siempre me apetece dulce. Ya es la una de la madrugada y mañana bien prontito me recogen para las dos inmersiones. A las 8:10. Descarto kite mañana y pasado. Voy a esperar a que llegue Víctor. El taxi una sola persona sale muy caro y debo avanzar cosas del master. Mi plan de marketing en diez días se ha convertido, como por arte de magia, en un plan de marketing en cuatro de una empresa que además desconozco. Mañana encararé las cosas y el 20 entregaré el Power Point evaluable. Quiero otra A. Ah!, me bajo el ‘Tu diràs’, tengo ganas de saber sobre la actualidad deportiva de mi país. Hace más de una semana que estoy bastante desconectado de todo y aquí tampoco he encendido la TV.

 
La otra Santa María:
zona residencial preciosa, ajardinada, con piscina, cockailes incluídos, y seguridad privada
Junto al centro de diving
Tal vez, por curiosidad, pregunte precios


Rumbo a kite beach,
campo a través through the desert, parece el Dakar

Pocos kiters hoy en kite beach, no más de diez,
12 nudos no fue suficiente para los experimentados y exigentes kiters, 
para mi era más que suficiente

Manel estuvo allí, 
no navegó, como otras tantas veces, pero estuvo

No había visto tierra tan blanca ni azul tan turquesa

Mi cometa dañada, pierde por la válvula del borde de ataque, 
mal endémico de las cometas North 

Caseta en kite beach donde quedar a resguardo del sol

La playa es bastante estrechita y queda tras una zona de dunas

La arena es magnífica, 
con un poco de suerte llenaré mi segunda botellita con esta arena tan especial: 
blanquita pero con mota negras

Algo tenía que hacer entre que vi que el kite estaba dañado y llegaba el taxi

Mi amigo Ze, un hermitaño y nómada, 
aunque uno no lo crea, aún existen,
tanto los unos como los otros

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